El panorama lingüístico de Suiza es una de esas rarezas de este país que uno no sabe bien cómo tomarse. Seguro que todos ustedes saben que Suiza es un país multilingüe. Y seguro que saben que el alemán, el francés y el italiano son lenguas oficiales de Suiza. Ya no estoy tan segura de si todos sabrán que también lo es el romanche, porque imagino que muchos ni sabrán qué es eso del romanche. Vayamos por partes.
Pues sí, Suiza es un país multilingüe, con cuatro lenguas oficiales. Lo es de una forma muy distinta a España, donde el español es oficial en todo el estado y tenemos regiones monolingües y regiones multilingües, que tienen otras lenguas oficiales además del español.
Suiza en cambio es un país “multi-monolingüe” (claro, que solo en lo que se refiere a la oficialidad de las lenguas, porque esta gente habla tropecientas): la mayor parte de los cantones tienen una única lengua oficial y aquellos que tienen más de una suelen repartirlas en diferentes distritos o comunas (¿concejos?) monolingües. Así, en el cantón de Zúrich la única lengua oficial es el alemán, mientras que en el Valais lo son el alemán y el francés, siendo oficial el alemán en el Alto Valais y el francés en el Bajo Valais.
Hay, sin embargo, algunos casos de bilingüismo oficial. La ciudad de Friburgo, por ejemplo, es bilingüe de francés y alemán y casi todas las comunas del cantón de los Grisones —el único trilingüe, por cierto— que tienen el romanche como lengua oficial lo acompañan del alemán.
Hasta aquí la parte de información general, pero lo verdaderamente interesante y peculiarísimo del asunto radica en otra cuestión. Lo apasionante del tema, lo que le deja a uno un poco a cuadros, es que tres de las cuatro lenguas oficiales suizas no son, en realidad, lenguas nativas de Suiza. Y sí, estoy hablando del alemán, del francés y del italiano.
“¿Pero qué invento es esto?” se preguntarán con los ojos clamando al cielo y agarrándose la melena colorada. Pues que la vida es muchunga. Muchunga, muchunga. ¡Al wikimapa!
Lenguas oficiales de Suiza. Fuente: Wikipedia, claro.
Esa zona verde de la izquierda, digo, del oeste, es la Suiza romanda, cuya lengua oficial es el francés. Pero miren este otro wikimapa:
Las lenguas romances en Europa. Fuente: también Wikipedia.
¿Ven el número 10? Es el franco-provenzal o arpitano, que no es francés, sino otra cosa. Parecida, claro, igual que el asturiano se parece al gallego, pero distinta. Quizá les sorprenda ver tantos colorines en Francia, ya que solo tiene una lengua oficial (el francés), pero lo cierto es que en ella se hablan tradicionalmente unas cuantas lenguas, como el occitano, el franco-provenzal, el catalán, el bretón, el vasco… La mayoría son lenguas romances, cuyo origen es idéntico al del gallego, el asturiano, el español, el aragonés y el catalán: son evoluciones in situ del latín que han ido divergiendo entre sí. Es decir, igual que el gallego, el asturiano, el aragonés o el catalán no son dialectos del español; el franco-provenzal, el gascón o el occitano no son dialectos del francés. Sin embargo (y en España sabemos algo de esto), las consideraciones lingüísticas suelen tener poco que ver en el reconocimiento político de las lenguas. En Francia, por desgracia, sigue gozando de cierto prestigio la idea de que solo están el francés y el francés mal hablado. Y Suiza, a pesar de ser zona tradicional del franco-provenzal, oficializó el francés como lengua de la Suiza romanda.
¿Y qué pasa con el italiano? Pues parecido. En Italia el jaleo lingüístico tampoco es pequeño (al mapa me remito) y si conocen a algún italiano seguro que le han oído decir que eso de que él normalmente habla dialecto. Bueno, dialetto (agitar la mano con los dedos apretados hacia arriba). Es un poco la misma idea: esos dialectos que hablan muchísimos italianos en su vida diaria son evoluciones in situ del latín, a las que se superpone el italiano, la lengua oficial de Italia —aunque desde 1999 se han oficializado un buen número de otras, entre ellas el catalán, que se habla en El Alguer, en Cerdeña—. Un poco como si un gallego te dijera que él en casa normalmente habla en dialecto, pero que contigo ya se pasa al español —que sería la lengua, por oposición—. Si se fijan en el mapa anterior verán que el 14, el “italiano” que se habla en Suiza, no está ni siquiera dentro de la familia italorromance, en la que se incluyen el italiano de toda la vida —cuya base es el toscano literario medieval, qué bonito, tú— y las variedades romances que se hablan al sur de la línea Spezia-Rimini (del 16 para abajo en el mapa). ¡El “italiano” de Suiza forma parte de la familia galo-itálica! Vamos, que en Suiza el italiano es la lengua oficial de una zona en la que tradicionalmente se habla en realidad una variedad lombarda, que ni pertenece a la misma subfamilia romance que el italiano.
¿Y el alemán? A estas alturas ya se olerán que ídem. Es probable que también conozcan a algún alemán —sobre todo si han pasado por Mallorca o la Comunidad Valenciana— y que también les haya dicho que la mitad del país habla normalmente en Dialekt. Con eso se refieren a algo razonablemente alejado del Hochdeutsch, esa lengua endiablada que aprende el español en paro y el suizo que llega a primero de primaria. Para que se hagan una idea, la gente dice que los de Hannover son los que hablan un alemán mejor (léase ‘más cercano al Hochdeutsch‘). Si le echan un vistazo al siguiente mapa verán que Hannover queda pelín a desmano de Suiza y es que aquí, amigo, se habla una cosa totalmente distinta. La prueba es que, cuando pones cara de confusión ante la interpelación de un viandante, enseguida te pregunta muy educado “Hochdeutsch oder Schwizerdütsch?” y así ya eliges tú tu tortura, digo, aventura particular.
Variedades germánicas occidentales, que forman un continuo desde Flandes hasta Suiza. Fuente: ¡Wikipedia!
En resumen, Suiza, ese país que se precia de ser bien diferente de su entorno, oficializó la lengua de prestigio de aquellos países en los que también se hablaban las variedades habladas en Suiza, en vez de oficializar las variedades habladas en Suiza. Es algo así como si en Andorra, donde se habla catalán, hubieran hecho del español su lengua oficial. ¡Qué oportunidad perdida de resaltar algunas singularidades más! Pero para eso nos queda el romanche, la única lengua oficial suiza que es, de verdad de la buena, suiza. Un conjunto de hablas romances habladas en los valles alpinos de los Grisones, cuya existencia es desconocida para el común de los mortales, para que cuando este coja un vuelo de Swiss y mire la pantallita que le da la bienvenida se diga “Inglés, alemán, francés, italiano y… ¿pero eso qué es?”. Pues… the true stuff, qué va a ser.
A modo de epílogo. Por lo que sé, la vitalidad del franco-provenzal ahora mismo en la Suiza romanda es… poco vital y el francés (un francés asuizado, claro) le va ganando la partida. Esto, sin embargo, no es una consecuencia inevitable de tener un modelo de prestigio exógeno: las diferentes variedades del alemán suizo se encuentran en perfecto estado de revista. Más bien, parece que la falta de un estándar basado en una variedad autóctona es lo que hace que sigan hablándose y transmitiéndose todas ellas tan ricamente. Sobre la vitalidad de las variedades lombardas, no tengo mucha información de primera mano, pero parece que también sobreviven bastante bien.