Concordancia y sentido

Ya saben que en este blog sostenemos una postura contraria a corregir la manera de hablar de los demás, algo en lo que, como muchos otros filólogos, practicamos la fe del converso. La verdad es que entristece ver que se usa la mal llamada corrección lingüística para atacar al adversario político (especialmente en un momento en el que cualquier adversario político es fácilmente criticable por su pobreza de contenido). En los últimos días ha sido tendencia en mi timeline de Twitter escandalizarse ante la concordancia de sentido (también llamada ad sensum), primero a raíz de un tuit de Errejón que rezaba:

Errejón escribe una tontería (¿con tintes antieuropeístas?) y el escándalo es que pone el verbo en plural (llegan) para un sujeto singular (gente). Así estamos. Pero vayamos a lo nuestro. ¿Es gente un sujeto singular? Pues sí y no. Gente es un sustantivo formalmente singular, pero semánticamente plural: la RAE lo define como ‘pluralidad de personas’. Esto justifica que los hablantes generemos dos posibles concordancias, pues nuestro cerebro encuentra información contradictoria respecto al número. Este es el momento en el que nos preguntamos “pero ¿para qué diantres sirve la concordancia?”. La concordancia es un mecanismo de cohesión textual y sirve para retomar parcialmente un referente que ya se ha mencionado: al especificar algunos rasgos (género, número, persona) de algo que ya hemos mencionado reactivamos ese referente en la mente del oyente, lo que le ayuda a no perderse.

Por eso la concordancia de sentido (también llamada concordancia semántica) es más frecuente cuanto más alejado está el verbo del sujeto: porque el significado (el sentido) ofrece más garantías de reactivar correctamente el referente adecuado que la forma cuando hay desacuerdo entre ambas. Así, incluso a la RAE le parecen bien oraciones como La gente llega a Madrid y lo primero que hacen es tomarse una caña. Si la concordancia no se produce con el verbo, sino con un pronombre, hasta solemos preferir que el pronombre sea plural: ¿qué les suena mejor: La gente está harta de que los políticos le echen la culpa a ella o La gente está harta de que los políticos les echen la culpa a ellos?

La concordancia de sentido tiene una base cognitiva tan natural que se considera un universal del habla, es decir, algo que nos pasa a todos, en todas las lenguas. Además, la mayoría de estudios sobre el español observan que gente es el sustantivo que más frecuentemente genera la concordancia de sentido. Esto tiene que ver, seguramente, con el hecho de que este sustantivo sirve para introducir sujetos indefinidos, de cuya identidad no estamos muy seguros, y el español usa la tercera persona del plural en contextos similares: hay poca diferencia entre Dicen que hay mucho madrileñocentrismo y La gente dice que hay mucho madrileñocentrismo. En fin, que el tuit de Errejón entra —gramaticalmente— dentro de lo normal.

Unos días después del tuit de Errejón se pasea por mi timeline una captura de pantalla de un tuit de 2016 de una periodista y activista (que ha borrado el tuit desde entonces, así que me reservo su nombre). La captura venía en un tuit en el que otra vez se criticaba la concordancia entre el sujeto formalmente singular (la izquierda actual) y el verbo plural (sabemos). Nunca es tarde para criticar si la concordancia es de sentido.

Haciendo autocrítica, siento que la izquierda actual no sabemos llegar a la gente currante, hablamos desde nuestra élite intelectual…

En este caso la concordancia se da en plural y en primera persona, lo que lo hace todavía más interesante. ¿Por qué? Pues porque entre llega gente y llegan gente no hay diferencia de significado, ya que la pluralidad expresada por el verbo ya está contenida en el sustantivo. Pero entre la izquierda actual no sabe y la izquierda actual no sabemos hay una diferencia fundamental: solo la segunda incluye inequívocamente al hablante. Aquí hasta la RAE abre la mano y dice que esto es normal en “el español coloquial”. En realidad, lo que es normal en el español coloquial es llegan gente, mientras que la izquierda no sabemos es la mejor opción para expresar el significado buscado desde el punto de vista de la famosa economía del lenguaje. Una alternativa sería decir la izquierda actual, en la que me incluyo, no sabe…, pero ya se sabe que la norma es muy partidaria de ahorrar fonemas y palabras.

De hecho, con sujetos nominales plurales la RAE indica que la concordancia puede realizarse en cualquier persona (los ciudadanos {se vacunan / nos vacunamos / os vacunáis}). Algo parecido se aplica a los pronombres indefinidos singulares, para los que la Academia aprueba la concordancia en tercera de singular (cualquiera se vacuna; ninguno quiere esperar) o en primera o segunda de plural, porque “resulta necesario para dar a conocer la implicación del hablante o el oyente en la situación que se menciona” (NGLE 2009: 22.9h): cualquiera nos vacunamos; ninguno queréis esperar. Recluir a la coloquialidad el mismo patrón con los sustantivos singulares con interpretación plural no parece estar justificado. (La concordancia del tipo ninguno quieren esperar, en plural, también es solo coloquial, aunque la RAE ni la contempla, si no me equivoco.)

La concordancia gramatical es uno de esos ámbitos de la gramática que nos fascina a los lingüistas, porque abre una ventanita al cerebro de los hablantes. ¿No es bonito pensar en esas (muchísimas) cosas que todos nuestros cerebros comparten? Creo que percibir esa belleza ayuda a resistir a la simplificación que es rechazar de plano todo lo que hace y dice el que no piensa como nosotros. Regocijémonos en eso tan humano que es concordar por el sentido. Luego ya veamos si la cosa tiene sentido y si concordamos o no con el que la dice.

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