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La lingüística: ¿qué es y para qué (diantres) sirve?

Imagínate que eres filólogo y, para colmo de males, doctorando. Si te has sentido tentado a decir: «¿Aburrido y feo?», no, no tiene gracia, LISTILLO. Si no, sigamos con el ejercicio. Como iba diciendo, eres filólogo (advertencia: esta primera parte probablemente valga para todo tipo de filólogos, pero luego me centro en «los de lengua») y doctorando. Por algún azar del destino, la tesis te ha permitido salir de tu casa y has conocido a un ex-desconocido. A continuación, ofrezco un guión de los derroteros más probables de la conversación (en cursiva, los pensamientos):

Filólogo: Hola, soy Zutano.

No-filólogo: Encantado, yo Mengano.

Filólogo: Igualmente, anda que no es casualidad que Mengano y Zutano se hayan encontrado en este bar tan cutre. ¿Y qué estudias?

No-filólogo: No, no, yo trabajo de assistant manager en Chachipiruli, gano una pasta y soy bastante guay, ¿tú qué haces?

Filólogo: Oh, canastos, la dichosa preguntita, siempre me pasa, eh, bueno, eh, soy filólogo.

No-filólogo (con cara de desconcierto): Eso es profe, ¿no? De lengua y eso.

Filólogo: ¿Y eso? ¿De lengua Y ESO? Bueno, casi, más o menos, a mí me gusta la parte de investigación, hago la tesis.

No-filólogo (con desconcierto de cara): ¡Uy! ¿Investigación? ¿Y qué investigan los filólogos? ¿Las letras? [Risa histérica.]

Filólogo: ¿Por qué sigo saliendo a la calle? Jeje, es la primera vez que oigo esa broma.

Es posible que el filólogo de esta historia esté más deprimido de lo normal, pero la letra redonda es verídica al cien por cien. No sigo con el diálogo porque a partir de aquí el filólogo suele cambiar de tema o irse al baño a vomitar.

Así que hoy dedico el post a todas las personas que (después de preguntarme si mi tesis versa sobre la letra pe u otra cualquiera) me han preguntado con genuino interés sobre qué (diantres) es la lingüística. Con todos ustedes:

La lingüística en ocho sencillos párrafos

*ATENCIÓN* ESTE POST CONTIENE SIMPLIFICACIONES

  • Si eres lingüista y ves inexactitudes, no te sulfures (mucho): comenta para que quede un post comunitariamente chulo
  • Si no eres lingüista y ves inexactitudes, ídem de ídem…
  • Seas lo que seas, si tienes preguntas, ¡hazlas!
  • 1 de cada 10 dentistas recomiendan pequeñas dosis semanales de lingüística. Los otros 9 cobran por recetar dentífricos. ¿De quién te vas a fiar?

¿Qué es la lingüística?

La lingüística es una, sí, señores, que lo digo en serio, ciencia. Es la ciencia que se ocupa de estudiar  estas dos cosas: el lenguaje y la lengua.

¿Cuál es la diferencia entre lenguaje y lengua?

El lenguaje es la facultad mental y la lengua es el sistema de comunicación. Aclaración, por si alguien ha acudido a la RAE para tenerlo más claro: las lenguas naturales son sonoras o de signos, pero no son, ni mucho menos, «casi siempre escritas». Lenguas hay muchas (alrededor de 7000), pero facultad del lenguaje solo hay una (al menos por especie y que yo sepa).

Pueden INVESTIGARSE (y se investigan) cosas muy interesantes acerca de la facultad del lenguaje desde un punto de vista «externo» a la lingüística: los procesos cognitivos que componen dicha facultad; los procesos de aprendizaje (tanto de primeras lenguas como de segundas); qué especies, además de la humana, poseen esta facultad; los trastornos del lenguaje… De estos temas se ocupan, fundamentalmente, la psicolingüística, la neurolingüística y la biolingüística. Llamo externos a estos puntos de vista porque no se encargan de estudiar el lenguaje a partir de las lenguas mismas.

Esto último es lo que hace la lingüística pura y dura. Una de las tareas de la lingüística es describir las lenguas del mundo, tanto «por fuera» (los sonidos o los signos) como «por dentro» (su estructura: la sintaxis de una lengua). En general, aquí es dónde la gente se pregunta «¿y para qué sirve esto y por qué pedís financiación pública?» I’m so glad you asked.

¿Para qué (diantres) sirve la lingüística?

1. Desde un punto de vista eminentemente práctico, cuanto mejor sea el conocimiento del funcionamiento de una lengua, mejores serán los recursos para aprenderla como segunda lengua y, por lo tanto, más sencillo será. Claro que… ¿qué ocurre con esas lenguas que parece que no quiere aprender nadie?

2. Desde otro punto de vista, también eminentemente práctico, el buen conocimiento del funcionamiento de una lengua también permite la creación de herramientas como, por ejemplo, los traductores automáticos o los contestadores automáticos (y todos sabemos que necesitan mejorar y, por ende, financiación). Me imagino que, aunque casi nadie quiera aprender Zay, casi todos estaremos de acuerdo en que negarles esta tecnología a sus hablantes solo porque sean etíopes, negros y pobres está un poco feo.

3. Pero no os voy a mentir, a mí es que lo de eminentemente práctico no me va nada. Describir el funcionamiento de las lenguas nos permite -tachán- ¡compararlas! Compararlas para saber si es posible encontrar algo que todas tengan en común. Compararlas para saber en qué se diferencian. Comparar diferentes estadios de una lengua, ya sea en el tiempo o en el espacio, para saber cómo cambian las lenguas. Estas comparaciones nos permiten formular hipótesis acerca de la facultad del lenguaje. Saber lo que las lenguas tienen en común o lo diferentes que pueden llegar a ser nos permite hacer hipótesis sobre si los mecanismos que están en juego son mecanismos básicos de la cognición o si son específicos de la facultad humana del lenguaje. Saber cómo cambian las lenguas nos permite observar una de sus características más espectaculares: la de ser una facultad biológica determinada por el ambiente; la sociedad en la que se desarrolla.

4. Como punto final, un poco de melodrama. Se calcula que en el mundo existen alrededor de 7000 lenguas. Y  que dentro de un siglo habrán desaparecido aproximadamente la mitad. La diversidad lingüística está en serio peligro y diversidad lingüística es sinónimo de diversidad cultural. La lengua de una persona es uno de los rasgos más importantes de su identidad y en muchos países del mundo se «ve mal» o, en los que no se andan con chiquitas, se prohíbe hablar o enseñar algunas de las lenguas indígenas del país. Estas lenguas deben ser descritas, no solo por su interés científico, sino porque esa es la mejor forma de evitar que desaparezcan y revitalizarlas. Discriminar a alguien por su lengua o por hablar una variedad no prestigiosa de una lengua (como el andaluz, por ejemplo) es tan grave como discriminarles por su raza, su sexo o el tamaño de su nariz. Más grave, diría yo: cuando a un niño no le enseñan la lengua de sus padres para abrirle «salidas profesionales» tenemos un niño que no podrá comunicarse con sus abuelos.

Acabo ya, pero si alguien se ha quedado con ganas de más, fantástico libro de David Crystal (en inglés). Próximamente: ejemplos de por qué molan las lenguas del mundo y de discriminaciones chungas, chungas.