Hace unas semanas pregunté en Twitter por las cosas más especiales de la lengua española. Lo hice buscando inspiración para el trabajo, pero la abrumadora acogida del tuit me ha servido también de inspiración para retomar un poco el blog: gracias a todos los que contestasteis, pues me estáis haciendo pensar y aprender mucho. Así que con esta entrada inauguro una serie sobre las características que hacen (o no) especial al español y empezamos con… *redoble de tambor* ¡los sonidos!
El tuit original. Hay que especificar las cosas, que luego…A ver, a ver, ¡tengo una petición! Quiero saber qué es lo que más os gusta, sorprende o flipa del español (la lengua).
Es para un retrato breve sobre la lengua que tengo que hacer, busco ideas 🙂
RTs welcome.
— Carlota dBM (@semevadlalengua) 4 de julio de 2018
Uno de los rasgos más mencionados en las respuestas fue el hecho de que el español “solo” tiene cinco vocales:
La simplicidad vocálica. — David Sánchez (@davidUIB) 4 de julio de 2018
Las cinco vocales ^^
— Josu Gómez (@Eleder_) 4 de julio de 2018
Que después de tantos siglos siga conservando un sistema de 5 vocales. — Ricardo Gómez López (@FiloBlogia) 4 de julio de 2018
El motivo de la sorpresa es evidente: casi todas las lenguas de nuestro alrededor tienen más vocales: seis el árabe; siete el gallego, el italiano y el catalán (pero ocho en algunas variedades), alrededor de doce el inglés, unas trece el alemán, entre catorce y diecieseis el portugués, unas quince el francés… Salvo el euskera, que tiene las mismas cinco que el español, parece que todos nuestros vecinos nos ganan y la mayoría, lo hacen por goleada. Eso explica, entre otras cosas, lo mucho que nos cuesta pronunciar y distinguir correctamente esas lenguas, claro está…
Pero, ¿cómo de especial es tener solo cinco vocales? Pues, si tomamos una muestra algo más amplia que nuestros vecinos… muy poco. Aproximadamente la mitad de las lenguas del mundo tienen entre cinco o seis vocales, es decir, como el español, el euskera y el árabe. En la muestra de 564 lenguas del WALS (World Atlas of Language Structures), 287 (un 50,1 %) se comportan así, es decir, tienen un sistema vocálico “mediano”. El 16,5 % (93 lenguas) tiene uno pequeño (entre dos y cuatro vocales) y el 32,6 % (184), uno grande (entre siete y catorce). En el siguiente mapa podéis ver la distribución de esas lenguas:
Sistemas vocálicos en el mundo (fuente: WALS)
Se oye a veces la idea de que cinco vocales es la cantidad perfecta de vocales. Esta idea es, hablando en plata, una soberana tontería, por la simple razón de que la “cantidad perfecta de vocales” es una soberana tontería de concepto. Gregorio Salvador, un académico de ideología lingüística profundamente rancia, sostuvo que “buena parte del éxito del castellano hay que atribuírselo a sus cinco vocales netamente diferenciadas, el sistema vocálico más perfecto de los posibles, sin vocales mixtas ni intermedias, sin sensibles diferencias en su intensidad” (Fuente). Incluso si no negáramos la mayor, un sistema con 3 vocales, la /a/, la /i/ y la /u/ sería todavía más perfecto, pues no estaría aquejado de las terribles vocales intermedias /e/ y /o/. Pero aunque la idea es una tontería, no le faltan adeptos y se la he oído a un embajador en un acto conmemorativo por el cuarto centenario del Quijote. Admito haberme puesto un poco bizca.
La expansión del castellano (que supongo que es a lo que se refiere Salvador cuando dice “éxito”) se debe meramente a avatares históricos y el número de vocales poco ha tenido que ver, como muestra el “éxito” del inglés (con muchas más vocales) o el hecho de que la mayoría de las lenguas del mundo tengan un número de vocales parecido al español: ¿qué ventaja supondría entonces adoptar el castellano?
Por último, no debemos olvidar que el español no es igual en todos sitios y que, en Andalucía Oriental la aspiración de la /s/ está generando un sistema con diez vocales, al incorporar la distinción entre vocales abiertas y cerradas, que permitiría diferenciar, por ejemplo, algunos plurales:
La fonética de las vocales en andaluz. La diversidad de soluciones a la eliminación de la /s/ postvocálica. No es estándar, pero sigue siendo español.
— La Guiri (@laguiri) 5 de julio de 2018
En este vídeo ponen algunos ejemplos: (disclaimer: no suscribo todo lo que se dice en el vídeo sobre otras cosas).
Cambiemos un poco de tema, porque hay varias consonantes que nos resultan también sorprendentes. Uno de ellos es la vibrante múltiple: la doble erre /r/.
No tendremos muchos sonidos, pero sí tenemos uno especial, la doble erre. — MPG (@MagdaPG29) 4 de julio de 2018
Me sorprende que se habla como se escribe, pero tenga infinidad de reglas ortográficas, como las H, también diferenciar la pronunciación de Ll y Y. Y el sonido de la Rr…
— María Riba de Lago (@Betyks) 4 de julio de 2018
El sonido rr, que existe en muy pocas lenguas — Javier Martínez (@jmartinezrei) 4 de julio de 2018
¿Y cómo de raro es este sonido en los sistemas fonológicos del mundo? Pues tampoco tanto: un 38 % (815/2155) lo contienen, según la base de datos PHOIBLE, que recoge 2155 sistemas fonológicos de 1672 lenguas. En este mapa se recogen las lenguas que lo contienen:
La vibrante múltiple en las lenguas del mundo (fuente: PHOIBLE) (En estos mapas los símbolos representan familias lingüísticas)
¿Por qué nos parece tan raro entonces? Pues seguramente por dos motivos: 1) muchas lenguas de nuestro entorno no lo tienen (de hecho, muchas lenguas europeas lo remplazaron o están remplazando por la “erre francesa” /ʁ/) y en español se escribe con un dígrafo (dos letras), lo que siempre da un toque de exotismo. Pero de grafías ya hablaremos otro día.
Sospecho que los motivos por los que la nasal palatal (la eñe /ɲ/) nos parece exótica también tienen que ver con la grafía, ya que este sonido sí lo tienen muchas lenguas de nuestro entorno. Lo que ocurre es que lo escriben distinto: <nh> el portugués, <ny> el catalán, <gn> el francés…
ya estará dicho, pero la Ñ ❤️
— Bego/Ina (@Begomix) 4 de julio de 2018
La Ñ, ñiñiñiñiñi — Istel (@Istel_) 4 de julio de 2018
Y, de hecho, es un sonido muy común en las lenguas del mundo: aparece en un 49 % (1064/2155) de los sistemas fonológicos recogidos en la base de datos PHOIBLE:
La nasal palatal en las lenguas del mundo (fuente PHOIBLE)
Otro dígrafo que nos sorprende es la lateral palatal: la elle /ʎ/.
Cómo perdimos el sonido de la LL (yeísmo). Según la Wiki, solo sobrevive en ciertas zonas rurales de España o entre los hablantes del catalán (idioma en el cual el fonema está másque vivo).
— Мануэл С. (@fjordgazer) 4 de julio de 2018
Que solo tengamos un tipo de acento gráfico. El yeísmo o, mejor dicho, el no-yeísmo (cuando te llamas Guillermo, hablar con un no yeísta es música para tus oídos). — Guille (@GuilleMunoz) 4 de julio de 2018
Una cosa que me hace gracia es que mis padres me enseñaban a diferenciar el sonido de /y/ y /ll/ y un profesor de lengua el de /v/ y /b/. Y ahora esto no solo no es relevante sino que conviven mil sonidos de /s/, /z/, /x/, etc. y todo bien.
— marta (@fuina) 4 de julio de 2018
Las similitudes y diferencias entre la «ll» y la»y» que en tantas comunidades autónomas cuesta diferenciar — alis_cb (@alis_cb) 4 de julio de 2018
Me sorprende que se habla como se escribe, pero tenga infinidad de reglas ortográficas, como las H, también diferenciar la pronunciación de Ll y Y. Y el sonido de la Rr…
— María Riba de Lago (@Betyks) 4 de julio de 2018
Esta vez nuestra sorpresa está muy fundada, pues este sonido solo aparece en el 5 % (99/2155) de los sistemas contenidos en PHOIBLE:
La lateral palatal en las lenguas del mundo (fuente PHOIBLE)
Pero parece que uno de los motivos por los que somos conscientes de la rareza de este sonido es, precisamente, que en muchas regiones se está perdiendo a favor de la aproximante palatal /j/ que solemos representar con la <y> (ye o y griega, ya tú sabeh). Este es un sonido mucho más común y aparece en el 88 % (1901/2155) de los sistemas fonológicos recogidos en PHOIBLE. Pero ¡tranquilidad!: existen todavía países y zonas, especialmente bilingües (Paraguay, Bolivia, Cataluña), en las que nuestra /ʎ/ se mantiene sin problemas.
La aproximante palatal en las lenguas del mundo (fuente PHOIBLE)
Lo mismo le ocurre a otro de los fonemas más raros que tenemos, aunque nadie lo mencionara en sus respuestas: la fricativa interdental (que representamos con la zeta o la ce): /θ/. Solo aparece en un 4 % (87/2155) de los sistemas recogidos en PHOIBLE y solo se mantiene en una pequeña zona del territorio hispanohablante: en España (aunque no en algunas variedades meridionales), pero con plena vitalidad.
La fricativa interdental en las lenguas del mundo (fuente PHOIBLE)
Me parece apasionante intentar comprender nuestras percepciones sobre la lengua. Lo que nos parece raro muchas veces no lo es y los motivos por lo que algunas características nos parecen más sorprendentes son muy interesantes: por un lado, nuestra exposición a la diversidad lingüística es muy limitada (y no puede ser de otra manera: hay alrededor de 7000 lenguas en el mundo y, para más inri, las lenguas europeas son bastante uniformes en muchos aspectos, lo que nos hace subestimar las posibilidades de variación). Por otro lado, la enorme importancia que le damos a la escritura parece tener una importancia fundamental: si la grafía nos parece peculiar, enseguida lo trasladamos a aquello que representa.
Hola, Carlota.
Enhorabuena por la encuesta y por la entrada.
En primer lugar, diré que comparto la opinión de ese caballero que me ha parecido de un nivel cultural atroz, ya que pertenece a esa rara subespecie de humanos que escucha más al prójimo que a sí mismo. Hace tiempo que me había fijado en la existencia de algunas vocales abiertas en algunos hablares andaluces como las òs de «nòhòtròh» o la è del «buèno” (disculpa, pero no tengo grafismos fonéticos a mano) que él mismo pronuncia al referirse a «los de Córdoba», pero no había caído en que esa diferencia dependiera del número. La distinción que hace entre «nene» i “nènè» me parece muy paradigmática, aunque el hecho de que «buèno» no sea plural invita a pensar que probablemente la norma que plantea este señor no sea tan universal.
Desde mi visión de catalanoparlante y enamorado como tú de la fonética y de las formas dialectales (reconocidas o no como tales), me sorprende que tantos castellanoparlantes se agarren a la eñe como seña de identidad, cuando todas las lenguas romances (i tantas otras que no lo son) compartimos ese sonido, y ningún tuitero haya mencionado en cambio ni la zeta ni la jota del castellano, fricativas sordas interdental y velar (creo), que son las que realmente lo distinguen de sus primas hermanas. Parece que son muchos los que dan más importancia a cómo se escribe que a cómo se pronuncia su lengua, ¿tal vez porque la ortografía unifica y la diversísima fonética del español pueda parecer poner en peligro esa unidad? No sé… pregunto.
Salud, Carlota y gracias por seguir escuchando al prójimo y escribiendo tan bien sobre lo que oyes por ahí.
Rafel
¡Muchas gracias como siempre, Rafel! Esa es una discusión muy candente sobre el andaluz, pues las vocales abiertas no siempre aparecen por influencia de una /s/ aspirada (y hay casos de armonía vocálica, en las que la abertura de la última vocal hace que todas las demás se abran también). No todo el mundo está de acuerdo en que sean fonémicas. ¡Es muy interesante!
También creo que la ortografía tiene mucha influencia en nuestra percepcion de la lengua, porque aunque la lengua (al menos las habladas) entra por primera vez por los oídos, por los oídos entra al subconsciente, digamos, mientras que aprender a escribir es un proceso muy consciente y normalmente el primero de reflexión sobre la lengua: de ahí que cuando la lengua entra por los ojos, notamos otras cosas. Diría 🙂
¡Muchos saludos, Rafel!
Magnífico estudio, te sigo en los próximos posts
¡Muchas gracias! 🙂
Chapó por el post!
¡Muchas gracias! 🙂