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El español y sus cosas II: si digo «no» es «no».

Pues tras una pausa dedicada enteramente a la Historia de la Lengua Española, como puede comprobarse en las tres entradas anteriores, volvemos con la segunda entrega de la serie “El español y sus cosas”, esta vez dedicada a la negación:

Como puede verse, lo que nos sorprende de la doble negación es su “falta de lógica”, lógica que se asimila a un principio matemático que todos conocemos: si multiplicamos un número negativo por otro negativo obtenemos un resultado positivo. Es decir, si negamos algo ya negativo, lo convertimos en positivo. Lo que pasa es que la lengua ni es matemática ni es lógica, como demuestra el hecho de que las dos frases siguientes tienen el mismo significado:

Nadie vino.

No vino nadie.

Y encima no podemos decir (o la mayoría de los hispanohablantes no puede decir, porque hay variedades, como la andina o la paraguaya que sí lo permiten):

*Nadie no vino.

¿Pero qué invento es esto? Pues este invento se llama… concordancia. Igual que en español un sustantivo femenino necesita que su artículo sea femenino (la doctora, y no *el doctora), las palabras negativas del español, como nada, nadie, nunca, tampoco, necesitan concordar con un verbo negado. Eso explica la construcción No vino nadie, en la que nadie le exige al verbo la negación (es decir, *Vino nadie es una frase que se queda coja).

Ok, pero ¿qué pasa con Nadie vino? ¿Ahí no hay concordancia o qué? ¿Por qué no hace falta el no? Pues parece que porque, cuando la palabra negativa (nada, nadie, nunca, tampoco…) se sitúa delante del verbo, la negación que contiene ya es capaz de afectar al verbo. La concordancia negativa, entonces, no es del mismo tipo que la de género, porque depende de la posición de la palabra que induce la concordancia (aunque esto ocurre también en otros fenómenos de concordancia, pero no vamos a meternos en más líos).

Las lenguas del mundo muestran distintos comportamientos en este aspecto. Por ejemplo, el rumano presenta la concordancia negativa en todos los casos, independientemente de dónde se sitúe la palabra negativa:

Nu vine nimeni ‘No viene nadie’

Nimeni nu vine ‘Nadie no viene’

El inglés estándar tiene dos series de palabras: la de no one, nobody, never, que aparecen delante del verbo y no necesitan que aparezca la negación verbal, y la de anyone, anybody, ever, que aparecen detrás del verbo y necesitan que el verbo esté negado:

Nobody came ‘Nadie vino’

He didn’t see anybody ‘Él no vio a nadie’

Muchos dialectos del inglés, sin embargo, permiten el uso de las palabras de la primera serie en contextos de la segunda serie (He didn’t see nobody o, ¡todos juntos!, ain’t no mountain high enough!). Este uso, que aparece en muchos dialectos y es sistemático en African American Vernacular English, el dialecto de la mayoría de afroeamericanos de clase media y trabajadora, está muy desprestigiado. Un ejemplo precioso de ese desprestigio es el del siguiente vídeo de Orange is the new black, en el que Taystee intenta corregirlo para dar una buena impresión (¡spoiler alert —sexta temporada—!):

(Y, aunque sé que me estoy yendo del tema, si os interesa, John Rickford ha estudiado cómo los prejuicios sobre el AAVE puede tener efectos negativos sobre sus hablantes cuando estos comparecen en un tribunal: más aquí.)

En estos mapas del WALS podéis ver la distribución de algunas lenguas con doble negación obligatoria:

Obligatory double negation

Doble negación obligatoria. Fuente: WALS. (Los símbolos se refieren a las distintas formas en que se produce esa doble negación.)

y opcional:

Optional double negation

Doble negación opcional. Fuente: WALS. (Los símbolos se refieren a las distintas formas en que se produce esa doble negación.)

Pero en realidad la situación del español no acaba aquí y es todavía más complicada: si nos fijamos en lo que respondía @eduivan206 en Twitter, lo que ocurre con las palabras de la serie de algún y la de la serie de ningún es bastante más chungo. Mientras que ningún es un término negativo en todos los casos:

Ninguna persona vino,

No vino ninguna persona,

No vino persona ninguna,

el significado de algún depende de su posición en la oración:

Alguna persona vino = es un término positivo, que indica que vino alguien;

??No vino alguna persona = esta estructura no funciona;

No vino persona alguna = es un término negativo, que indica que no vino nadie.

¿A qué juegas, algún? Esta doble serie recuerda un poco al caso del inglés estándar, aunque no es ni mucho menos idéntico, ya que anybody no puede tener valor positivo: el inglés para eso tiene otra serie más, la de somebody. Estamos, claramente, ante un caso en el que el español se pone un poco estupendo.

Pero las cosas de la negación no se agotan en la doble negación. A @DuraLexSedLexDE le sorprendía, con cierta razón, la combinación de afirmación y negación en una frase como Eso sí que no. Vamos a ver, acabamos de decir que si combinamos dos negaciones eso es concordancia, OK, todo bien. ¿Pero esto entonces qué es?

Pues esto ya sí que tiene que ver con qué hacer para afirmar o negar una negación. Si ustedes saben algo de francés o alemán, seguramente habrán aprendido que estas lenguas tiene una palabra para decir (oui, ja), una palabra para decir no (non, nein)… y una palabra para responder afirmativamente a una pregunta negativa (si, doch).

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Cuando hacemos una pregunta no negativa, todo es muy sencillo:

¿Ha venido Carlota? / Est-ce que Carlota est venue? / Ist Carlota gekommen?

Si Carlota no ha venido: —No. / Non. / Nein. = La negación se refiere al verbo venir

Si Carlota sí ha venido: —Sí. / Oui. / Ja. = La afirmación se refiere al verbo venir

Pero si preguntamos ya negando, la cosa se complica, porque podemos negar o afirmar el verbo o negar o afirmar la pregunta entera, que contiene una negación:

¿No ha venido Carlota todavía?

1) —No. (Entendemos que no ha venido, la negación se refiere solo al verbo venir.)

2) —Sí. (No estamos muy seguros de qué ha pasado ni de a qué se refiere .)

Otras opciones:

3) —No, sí ha venido.

4) —No, no ha venido.

5) —Sí, sí ha venido.

6) —Sí, justo, todavía no ha venido. (A mí esta me suena un poco forzada, pero creo que es posible).

Lo que hacen el si del francés y el doch del alemán es eliminar la cara de desconcierto del interlocutor después de la respuesta 2), porque estas respuestas dejan claro que se refieren solo al verbo y no a la pregunta entera:

Est-ce que Carlota n’est pas venue? / Ist Carlota nicht gekommen?

Si. / Doch = Carlota ha venido, nadie pone cara de desconcierto.

Bueno, esta digresión venía fundamentalmente porque me gustan mucho el si del francés y el doch del alemán y también un poco para explicar que tenemos la posibilidad de afirmar o negar no solo un verbo, sino también un verbo con su negación. Así, en una oración como Eso sí que no lo que hacemos es reafirmar una negación (es decir, negamos muy en serio), mientras que en Eso sí que sí, reafirmamos una afirmación.

Pero hay otra cosa que hace especial a esta construcción: que el adverbio en español no solo puede afectar a un verbo (Eso sí lo sabía), sino también a una oración subordinada sustantiva (Sí que sabía eso o Sí que no sabía eso). Es decir, puede aparecer antes de que. Cuando reducimos nuestra oración subordinada a su polaridad negativa o positiva nos quedamos con Eso sí que sí o Eso sí que no. ¡Tachán! La palabra no no tiene esta propiedad y por eso no podemos decir Eso no que sí o Eso no que no.

Y ahora que ya sabemos aproximadamente todo lo que hay que saber sobre la negación en español podemos explicar la otra maravilla que intriga a bastantes: la famosa “triple negación” que sirve para afirmar, el auténtico, el único, el inigualable ¡No ni na!:

Analicémoslo en contexto:

Como podemos ver, el primer no lo que hace es negar la negación previa de sin filtros. Como queremos algo más, tenemos que usar la conjunción copulativa negativa, porque ya estábamos negando: el ni es un caso de concordancia negativa. A continuación añadimos lo que queríamos coordinar, que también va en negativo para concordar con la negación inicial: nuestro na. Y luego le damos un significado afirmativo al conjunto, haciendo uso de una cosa que nos da la vida: el sarcasmo.

¡Anda que no es bonita la negación ni na!