Por la presente y sin más solemnidad que la estrictamente necesaria —es decir, ninguna—, inauguro con esta una serie de entradas donde voy a hablar de cosillas que tienen nuestras lenguas vecinas, el catalán y el gallego. El objetivo es hablar de ellas como lo que son —lenguas—, ya que sobre todo estamos acostumbradas a oír de ellas como lo que no son —armas—.
Hace ya algún tiempo hablamos por aquí de las vocales del español, llegando a la conclusión de que tener solo cinco vocales es en realidad un poco aburrido y extremadamente mainstream. En realidad, tener siete u ocho, como tienen el gallego o el catalán, tampoco supone el colmo de la originalidad, pero nos puede resultar sorprendente, sobre todo porque el español tiene la suerte de tener tantas vocales como… letras para sus vocales. Tanto el gallego como el catalán tienen esas mismas letras, pero tienen más sonidos vocálicos, por lo que no se distinguen todos en la escritura (ambas lenguas usan tildes en algunas ocasiones para distinguirlas, pero nunca de forma sistemática).
Para explicar las vocales de estas dos lenguas creo que viene bien entender —y sé que me la estoy jugando: el que pase de este párrafo es un incondicional— de dónde venimos, es decir…: saber qué pasaba en latín.
Al principio de los tiempos, el latín tenía 10 vocales. Parecen muchas, pero en realidad podemos decir que tenían dos series de cinco vocales: las mismas que el español, pero una serie larga (escrita con una rayita por encima) y otra serie breve (escrita con un semicírculo por encima). En español, las vocales no se diferencian por su duración, pero en muchas otras lenguas sí: el latín era una de ellas. Básicamente, tenían una /a:/ que duraba más y otra /a/ que duraba menos, una /e:/ que duraba más y otra /e/ que… Bueno, ya lo van pillando. [Los dos puntos indican mayor duración.]
La cuestión es que ese sistema de diez vocales sufrió algunos cambios y acabó quedándose en un sistema de siete vocales, que es el sistema del que descienden las vocales de la mayoría de las lenguas romances (las excepciones son el sardo y el rumano). Lo que ocurrió fue que se perdió la diferencia de duración —que también llamamos de cantidad— y algunas vocales que sonaban parecido se fusionaron. En el esquema de abajo pueden ver ese proceso de fusión, donde habrá un par de cosas que quizá les sorprendan.
La primera es que quizá no saben qué narices es eso de /ɛ/y /ɔ/, que son los símbolos del alfabeto fonético para representar dos vocales más abiertas que la /e/ y la /o/ respectivamente, pero más cerradas que la /a/. Abran la boca para decir una /a/ y vayan soltando el aire continuamente mientras van adaptando su boca para decir una /e/. Paren antes de llegar. ¡Ese sonido (más o menos) es una /ɛ/! Y lo mismo pueden hacer con la /o/ y la /ɔ/.
La segunda cosa sorprendente es que, en vez de fusionarse las dos ues, las dos oes, etc., hubo un poco de batiburrillo: la i breve (ĭ) se fusionó con la e larga (ē) y lo mismo ocurrió con la u breve (ŭ) y la o larga (ō). Esto se debe a que, además de diferenciarse por su duración, en realidad las vocales latinas también se pronunciaban con una abertura de la boca un poco distinta, que permitió que se acabaran pareciendo más esos pares entre sí. Pero dejemos al latín ya en paz.
Simplificando enormemente, podríamos decir que el catalán y el gallego se quedaron con esas siete vocales y santas pascuas. Por ejemplo, en gallego, no es lo mismo oso, pronunciada con /o/ que óso,pronunciada con /ɔ/. La primera significa ‘oso’ y la segunda, ‘hueso’ (en los enlaces pueden escucharlas). Y lo mismo pasa en catalán, donde be (con /ɛ/) significa ‘cordero’ y bé (con /e/) significa ‘bien’.
Lo que ocurre es que esto es verdad solo a medias, porque este sistema de siete vocales en realidad se corresponde a las vocales que aparecen en… ¡sílaba tónica! ¿Cómo? ¿Las vocales del catalán y del gallego son distintas según tengan acento o no? (Ojo, que no estamos hablando del acento gráfico, de la tilde, sino del acento que hace que una sílaba sea más fuerte que otra). Volviendo a la pregunta: pues sí, pero no, pero sí. Vayamos por partes, empezando con el gallego.
En gallego, en sílabas átonas no pueden aparecer ni la /ɛ/ ni la /ɔ/. Y, en sílaba final, solo pueden aparecer tres vocales, la /a/, la /e/ y la /o/. De hecho…, eso es exactamente igual en español. Hay solo unos poquitos sustantivos que acaban en -i o -u en español y, en general, son extranjerismos —tribu, esquí, menú—. Igual que en gallego. (Sí, he especificado sustantivos, porque otros tipos de palabras van por otro camino.) Es más, el sistema vocálico del español y el gallego en realidad son paralelos: lo que pasa es que el español, en vez de conservar la /ɛ/ y la /ɔ/, ¡las diptongó! Pé en gallego es pie en español y, como vimos antes, ósoen gallego es hueso en español. Y tan ricamente.
El catalán, en cambio, va por otro camino. Al menos parte del catalán, porque los dialectos occidentales (es decir, oeste de Cataluña y el valenciano) tienen un sistema átono idéntico al del gallego o el español. Pero los dialectos orientales, que son la base del catalán estándar de Cataluña, van a su bola. En posición átona reducen su sistema vocálico, sí, pero no es que se queden con algunas de las vocales que ya tenían, sino que también añaden una nueva.
El sistema átono del catalán es más reducido que el del español y el gallego, pues tiene solo tres vocales. La /i/ se queda tal cual; fusiona la /o/, la /ɔ/ y la /u/ en /u/, y amalgama la /a/, la /ɛ/ y la /e/ en una vocal distinta, que llaman vocal neutra: la /ə/ (también conocida como schwa). Esta es una vocal que se pronuncia por el medio de la boca, abriendo la boca ni mucho ni poco… Es decir, es como una vocal muy anodina, pero, por lo que sea, como que tiene gancho, no sé. No hay lingüista que no le ponga ojitos a una buena schwa.
En conclusión, las vocales del gallego, el español y el catalán salieron del mismo punto de partida (el sistema de siete vocales del latín), pero fueron tomando caminos ligeramente distintos, a pesar de que les afectaron condicionamientos muy similares (como el hecho de que la vocal sea tónica o no). Una última advertencia: en las dos lenguas hay diferencias dialectales que hacen que lo que he explicado no aplique exactamente a todas las variedades. En realidad, la historia de los tres sistemas es un poco más complicada (que si la diptongación, que si las vocales se influían unas a otras…). ¡Pero si sigo, pierdo hasta a los incondicionales!
Nota: para que puedan saber mejor cómo suenan todas las vocales de las que hemos hablado, aquí les dejo un enlace donde pueden escuchar los sonidos del alfabeto fonético internacional (AFI), aunque la verdad que los audios estos que se graban para ilustrar el AFI son algo exageradillos. ¡Pero muy entretenidos!
Hola Carlota.
Hoy en este enlace https://www.eldebate.com/sociedad/20220906/mala-prensa-impostor-castellano-libro-lengua-literatura-lomloe_58183.html
Se da una reflexión interesante.
Me gustaría saber su opinión.
Hola, José Luis, la verdad es que es un tema complejo… Lo deseable sería, seguramente, explicar las cosas sin juicios de valor. Sobre la diglosia, por ejemplo, se pueden tener debates muy interesantes sobre si es deseable, no o por qué y seguro que sería un ejercicio escolar estupendo.
Hola, Carlota. Ese blog es apasionante, no puedo parar de leer. Muchas gracias por tu trabajo.
¡Muchas gracias, Carles!