Querido Papá Noel: Este año quiero averiguar qué es una palabra

Puede parecer sorprendente, pero los lingüistas no las tenemos todas con nosotros a la hora de decir si algo es una lengua o no o si algo es una palabra o no. Pues vaya fraude, pensará usted. ¿No se ocupan precisamente los lingüistas de las lenguas y las palabras? Así es, sí. Y, precisamente por eso, de tanto mirarlas y pensarlas, sabemos que no es tan fácil ponerle límites ni a lo uno ni a lo otro. Sobre lo de las lenguas podemos hablar otro día, pero vamos hoy con las palabras. ¿Qué es una palabra?

Seguro que usted tiene una idea bastante intuitiva de qué es una palabra, pero me temo que esta vendrá mediada por la escritura. La primera respuesta que nos suele venir a la cabeza es que una palabra es aquello que se escribe entre espacios. Pero si lo pensamos un poco más a fondo, empezamos a verle problemas a esta definición. ¿Qué pasa con una palabra como me, que a veces va entre espacios (me gusta) y a veces no (podría gustarme)? ¿Y qué pasa con las lenguas que se escriben sin espacios o las lenguas que no se escriben? ¿No tienen palabras? Parece poco probable… De hecho, ante esa respuesta, podríamos reformular nuestra pregunta de partida, porque ¿qué criterio seguimos para decidir poner los espacios al escribir? Pues que sean palabras distintas, cuál va a ser. Y vuelta a empezar.

Otra respuesta posible podría tener que ver con cómo decimos las palabras. Seguramente podríamos estar de acuerdo en que cada palabra tiene su propio acento: su propia sílaba tónica o fuerte. Hasta que lo pensemos un poco más, claro. Otra vez el maldito me, que no tiene acento propio. Por mucho que escribamos me gusta, no decimos ME GUSta, sino me GUSta. Y hay otras palabras con dos acentos: decimos perFECtaMENte, aunque no escribamos perféctamente.

De hecho, las palabras como perfectamente son algunas de las que más problemas nos dan a la hora de clasificarlas como tales. Son palabras formadas por la combinación de otras dos palabras (o lexemas): palabras compuestas. Perfectamente viene de perfecta y… de mente, claro. En este caso el significado del compuesto ya no es transparente, porque mente se ha convertido en un elemento para formar adverbios (y los lingüistas ahora nos entretenemos decidiendo si las palabras resultantes son compuestas o derivadas, porque lo que nos gusta es discutir). Pero en otros casos la composición está muy clara: cuellilargo, sacapuntas, aguanieve… Todas estas palabras se formaron originalmente combinando dos palabras y ahora son palabras de propio derecho.

Pero crear palabras por composición puede ser un proceso largo, con estados intermedios, lo que causa cierta variación. Un aspecto en el que esta variación se ve muy claramente es la formación de los plurales. Por ejemplo, existen los plurales bajos relieves y bajorrelieves o guardias civiles y guardiaciviles. Como se ve, cuando el plural solo aparece al final, escribimos todo junto, mientras que, si cada elemento pluraliza individualmente, las escribimos separadas. Es decir, cómo se forma el plural es un criterio para decidir el estatus de palabra. (Más o menos, porque en los casos de guardias civiles hablamos de compuestos sintagmáticos, que es un poco como decir que son una única palabra pero no del todo). En cualquier caso, esto implica que tenemos dos posibles singulares: bajo relieve, bajorrelieve, guardia civil, guardiacivil.

Tenemos otro ejemplo muy navideño a mano, fíjense en este titular de hace unos días en El Confidencial:

Yo me sobresalté doblemente al verlo: primero por si la carencia papanoelística afectaba a mis regalos, claro, y, segundo, por el plural. ¿Papás Noel? Yo no lo he dicho así en mi vida, Hulio. Para saber si estaba sola o no en mi perplejidad, hice una encuesta en Twitter y, como se puede ver, la mayoría de las personas que respondieron afirman usar el plural papanoeles. Con lo que hemos explicado antes, este plural implicaría la grafía Papanoel en singular, todo junto. Papás Noel es la segunda opción más frecuente (pero está a años luz de papanoeles y, sí, he aprovechado para meter años luz, que forma el plural exactamente igual que Papás Noel). Papás Noel supone la grafía Papá Noel en singular, que es definitivamente lo que usamos todos (o casi todos, que de todo habrá). Otra opción menos popular es pluralizar ambas palabras, como si noel fuera un adjetivo (como en guardias civiles). Es lo mismo que ocurre con células madres, donde madre no es un adjetivo, aunque parece interpretarse como tal. Noel viene de un sustantivo francés, pero, puesto que en español solo lo usamos en el compuesto Papá Noel, tiene sentido que lo tratemos de una forma poco ortodoxa. Por último, algunas personas responden que mantienen la forma singular para el plural (los Papá Noel) o que, simplemente, evitan pluralizarlo. Normal, porque es un lío. (Y otros usan Santa Clos.)

El caso de papanoeles es precioso, porque esta forma del plural genera mucho consenso, pero la grafía que le debería corresponder, tanto en plural como en singular (Papanoel) seguramente generaría mucho rechazo. Criterios para ser palabra: ¡fight!

Admito que con Papanoel el problema surge poco. Es un problema morfológico-gráfico fundamentalmente estacional. ¿Pero qué me dicen del plural de de nada? A mí este me fastidia por lo menos una vez a la semana. ¿Y por qué narices pluralizamos de nada? Pues porque como respuesta a muchas gracias, muchas denadas queda fenomenal. Sale con una fluidez que da gusto. Al menos al hablar, porque luego lo quiere uno escribir… Y, claro, surge el problema. ¿Pero cómo lo voy a escribir todo junto, si en «singular» (comillas de que en realidad eso no es un singular) se escribe separado? Así que nosehablemás, yo abogo por Papánoel y por denada. ¿A qué Rey Mago se lo tengo que pedir?

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