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El que quiera peces, que se coche el culo. Pero luego que no se meye…

 Extrañamente, todavía no me han mandado a freír espárragos cuando aparezco en pueblos de la geografía española y someto a alguno de sus habitantes a hora y pico de ver y describir vídeos en los que gran parte de mi familia y servidora realizamos acciones diversas, variopintas y, en ocasiones, absurdas, que es la única reacción que parece lógica. Al contrario, la reacción más habitual es preguntarme si de verdad me sirve para algo la entrevista. Por mucho que yo insista en que sí, creo que no acaban de creérselo mucho… Me miran preocupados, pensando que así no voy a conseguir ganarme el pan ni, mucho menos, fundar una familia. Pero enseguida quitan la cara de preocupación y vuelven a concentrarse en la pantalla, como diciendo: «Si tiene alguna opción de cobrar con estas cosas, por mí que no quede».  O yo tengo mucha suerte al encuestar o hay mucha gente buena por ahí…
A veces, me regañan un poquito por no haber avisado con la suficiente antelación, lo que les hubiera permitido recabar todas las palabras idiosincrásicas del pueblo. Esta es una de mis reacciones favoritas (insisto en que la regañina es pequeña), pues suele venir de personas con una gran sensibilidad metalingüística y que suelen brindarme verdades lingüísticas como puños y palabras que nunca había oído, como hizo Amparo, no sé si recuerdan.
También Juani, de Gumiel de Mercado (Burgos), a pesar de no haber tenido tiempo para recopilar todas las palabras que le hubiera gustado, me dio unas cuantas… Comparto, pues vivo. Cuando llueve en Gumiel de Mercado (y doy fe de que esto puede llegar a ocurrir con virulencia) uno no acaba mojado, sino cochao (y, muy probablemente, con los panalones rezamostaos; esto es, sucios). En Gumiel, los débiles no son flojuchos, sino que están desainidos. No sé si tendrá algo que ver con desainar (que significa ‘desangrar’), pero en cualquier caso no parece ser exclusivo de Gumiel de Mercado, a juzgar por lo que dicen en este foro de La Nuez de Arriba, también en Burgos. La última, fantástica, es meyazas, que significa ‘meona’ y que parece venir de meyar, supongo que un estadio previo  de la forma mear.

¿Conocíais alguna de ellas? ¿Alguna idea de su origen?

Entre nortes anda el juego

Gracias a Bea, a Fernando, a Iago, a Iria, a Cristina, a José Antonio, a Lucía, a Raquel, a Rodrigo, a Laura, a Míkel, a Conchi, a Borja, a Ekaitz, a Julio, a Javier, a Che, a la mamma y el pappa, a José, a Concepción, a Dolores, a Áurea, a Jesús, a Marcial, a Miguel, a Aurelia, a Benilde, a Juani, a Raúl, a Manuel, a Ricardo, a José Antonio y a José Antonio, a José Miguel, a Isabel, a María, a Rosario, a Evelino y a Juan

En las últimas tres semanas (o eso creo, empiezo a perder la noción del tiempo desde que no se mide en kilómetros) he estado de encuestas por Galicia y unos cuantos lugares del norte de España. Así que apenas he encontrado tiempo para escribir las entradas de rigor.

En el viaje de Galicia, nos pasamos Google Maps: ya no deja poner más letras
Tampoco nos quedamos muy cortas en el viaje del -llamémosle- nororiente –y que me perdonen los catalanes–

Recuerdo vagamente haber prometido una palabra por cada pueblo visitado, pero me temo que mis promesas no valen un pimiento y que tendrán que conformarse (lo sé, lo sé, LO SIENTO) con un poco menos, aunque sólo por ahora. Les compensaré en cuanto me ponga a transcribir los millones de horas de grabación (según los organizadores, tres horicas según el gobierno) que estoy juntando.

Para no ser tan horrible, les dejo un pequeño aperitivo. En el cuestionario que realizo para completar los datos de mi tesis siempre me llama la atención que algunos campos semánticos parecen prestarse más a la diversidad léxica que otros. Por ejemplo, suelo encontrar muchas de palabras para golpe dado con la mano a una persona (además de las típicas torta, sopapo, bofetón), mientras que otras acciones, como nadar o sentarse suelen ser… eso, nadar o sentarse. Las palabas para tortazo me las reservo para cuando esté transcribiendo, pero les traigo otras. ¿Saben ustedes las cotillas, curiosas, correveidiles, chismosas…? Suelo recibir respuestas dispares cuando pregunto por ellas y he descubierto algunas palabras que no conocía: conterilla (en Cádavos, Orense); alparcera (en Épila, Zaragoza) y avrigoada (o algo que se pronuncia parecido, pero que no tengo ni idea de cómo se escribe, en Laxoso, Pontevedra). En Ribaforada (Navarra) emplean alcahueta, (que no me era desconocida) y al preguntar por ella en Épila (a apenas 64 km), resultó ser demasiado grosera.

Una última cosa: ¿recuerdan que en Quintanilla de Rueda les daba pena el sol? Pues en Gumiel de Mercado (Burgos), les ofende.

Prometo hacer justicia a toda la gente que sale en el agradecimiento entre la semana que viene y la próxima. Palabra de filóloga.

Acichando leonesismos

Gracias a Elena, a Cris, a David, a Miguel Ángel, a Marga, a Henar, a Marti, a Cuna, a las Catalinas, a Pili y a José María

Este puente del Pilar, en vez de irme al reino de Aragón, como mandan las buenas maneras, lo he pasado en el de León, por llevar un poco la contraria, OBVIO. Ya saben ustedes a lo que me dedico cuando viajo, así que no se lo repito. Como voy a estar las próximas semanas recorriéndome la mitad norte de la Península, he pensado en ir dejando por aquí una palabra por cada pueblo que visite. Que compartir es vivir. Dicen.

Este fin de semana me han acogido en tres pueblos y en todos se han esforzado por recordar esas palabras que los diferencian de pueblos cercanos o que están a punto de perderse. En Albires, pegandito con Valladolid, no se resfrían, sino que cogen romaízo (la RAE incluye romadizo, que significa ‘constipado de nariz’, y si le hacemos caso, resulta que uno puede incluso romadizarse como se descuide). En Quintanilla de Rueda, ya cerca de Cistierna, el sol no les deslumbra o les molesta, sino que les da pena, expresión que conserva el significado de pena de ‘dolor’, frente al ahora más habitual de ‘tristeza’ o ‘lástima’. Y en Turcia, a orillas del Órvigo, delingan los árboles para hacer caer sus frutos (en vez de varearlos, que es lo más habitual). Delingar existe también en gallego, con el significado, bastante menos específico, de ‘soltar’. Ahora mismito es tiempo de delingar las nueces, por cierto, como esas tan ricas que están ahí soleándose…

¿Habíais oído algunas de estas palabras? ¿Cuáles son esas palabras que solo se dicen en vuestra región, en vuestro pueblo o, incluso, en vuestra familia?