Las crónicas de las campañas COSER en las que tengo la suerte de participar ya son un clásico de este blog y la campaña Canarias 2018 no iba a ser una excepción. El día 2 de marzo, un grupo grandito de dialectólogos, compuesto por alumnos, doctorandos y profesoras de las universidades de Gante, Lausana y la Autónoma de Madrid y comandados por Miriam Bouzouita, Mónica Castillo Lluch e Inés Fernández Ordóñez los plantemos en Fuerteventura, listos para entrevistar a gente rural y de edán avanzada. Al día siguiente peguemos a encuestar, grabadora, cámara y bloc de notas en mano y, dispués de que los cochitos nuestros cubrieran todos los pueblos de la isla en un día y medio, tomemos el ferry pa dir a Lanzarote y entrevistar la isla toda. Durante cuatro días, los siete u ocho coches imos ahí bajo y allí riba, entrevistando aquín y allín, aprendiendo que en las islas basta un camello para arar lo que en la península necesita lo menos dos machos; que es el estómago del baifo lo que sirve para cuajar ese delicioso queso majorero; que a la mar uno se día a pulpiar; que habían personas que tenían un don y podían curar de madre con sus manos, es más: entoavía las hay y las puede una entrevistar… Como ven, cosas bastantes. Lo más que me interesó fue la estrategia para cultivar las viñas en Lanzarote, sembrándolas en su terreno arcilloso y cubriéndolas luego con su picón volcánico, que ayuda a conservar la humedad y evitar que la evaporación cause que se pierda l’agua, un bien precioso.
Veces encuentras al informante más rápido, veces tardas mas, pero los canarios siempre suelen de estar encantados de atenderte. Además, en las islas hay calor, algo que hemos echado últimamente de menos por Europa central, y no te dan sino comida deliciosa. Yo nunca hubiera tomado tanto mojo (ni hablado tanto del gofio). Asina da gusto.
Miren pa’l afoto de grupo.
En conclusión, lo hamos pasao bienísimo. Hay quien crea que para ser feliz no hace falta más nada y yo… creo que volvamos.