La experiencia Lipski

El miércoles pasado aterrizó en Zúrich el profesor John Lipski, superhéroe experto en el español en contacto con otras lenguas y buen conocido de cualquier estudiante de Filología Hispánica. Lo había invitado Johannes Kabatek, responsable desde septiembre de la cátedra de Lingüística Iberorrománica de la UZH —y jefe de servidora—, para dar varias charlas sobre esa su especialidad. Durante el jueves y el viernes, el profesor Lipski ofreció cuatro conferencias (tres el viernes y sin despeinarse), a las que acudieron muchos estudiantes y doctorandos de Zúrich e, incluso, profesores de otras partes de Suiza y Alemania (además de buenos amigos). ¡Un lujo!
Los dos Juanes: John y Johannes.
El jueves, el profesor Lipski nos habló del famoso portuñol, explicándonos que no es una lengua distinta, sino fenómenos de interferencia que se dan inconscientemente cuando hablantes de dos lenguas tan similares como el español y el portugués hablan en la otra, en la no materna. Lipski conoce muy bien las fronteras de Brasil con los países hispanohablantes vecinos y nos mostró, entre otras cosas, cómo la descripción de lo llamado «portuñol» depende crucialmente de la situación socio-política de cada área. En algunas zonas, la frontera es imperceptible; una acera pertenece a Brasil y la otra a Uruguay o para pasar de Brasil a Paraguay solo hay que cruzar un pequeño río, mientras que en otras es necesario pasar un estricto control para llegar de Argentina a Brasil. Esto, claro, tiene consecuencias en cuánto y cómo se habla una, la otra o ambas lenguas.
Las tres sesiones del viernes fueron todavía más interesantes. En la primera expuso el caso del español en contacto con el inglés en los EEUU. ¿Es el spanglish una lengua diferente del español y del inglés? Pues no. Como nos mostró Lipski, los hispanos de los EEUU pueden hablar inglés, español (con bastantes préstamos del inglés, como ocurre en cualquier situación de contacto) o pueden hablar un poco de cada en la misma conversación. Es lo que se conoce como code-switching (‘cambio de código’), fenómeno muy habitual en las situaciones de bilingüismo.
Me gustó mucho el estribillo con el que el profesor Lispki explicó que esta mezcla no supone un menoscabo de ninguna de las dos lenguas, sino que es una habilidad extra que tienen los hablantes bilingües. ¿Por qué el cambio de código? Because we can. Y si no están convencidos, échenle un vistazo a este vídeo —vale con el principio—. 

 
En la siguiente sesión, Lipski nos habló de la llamada media lengua (o chaupi shimi), hablada en Ecuador. Cuidado, que aquí me empiezo a emocionar. La media lengua es una variedad fruto del contacto entre el español y el quechua, pero aquí sí que debemos hablar de una lengua distinta. En media lengua, las palabras léxicas (los sustantivos, los verbos, los adjetivos: casa, silla, querer, comer, guapo y carismática) vienen del español, pero los morfemas gramaticales y la estructura sintáctica (las preposiciones, los morfemas de caso…) son las del quechua. Uau, ¿no? Las lenguas híbridas no son muy comunes, pero interesantes, un rato. Un par de ejemplos:

Español: Vivo en Quito.
Quechua: Quitu-pi causa-ni
Media Lengua: Quitu-pi vivi-ni
Español: Como pan
Quechua: tanda-ta micu-ni
Media Lengua: pan-ta cumi-ni


Insisto, uau. La última sesión se la dedicó al palenquero, lengua hablada en San Basilio de Palenque, Colombia, por descendientes de esclavos cimarrones. El palenquero es un criollo del español. ¿Un lo qué? En algunas situaciones de contacto lingüístico, la organización social hace que este contacto pueda ser muy asimétrico y que la variedad que surge del contacto sea muy peculiar. Un ejemplo de libro es el de los esclavos africanos llevados a América, provenientes de tribus distintas —con lenguas distintas— y que, por supuesto, no sabían español ni portugués. Estos desarrollaban una lengua simplificada (pidgin), con elementos de sus varias lenguas maternas y de la lengua europea superpuesta. Lo emocionante es que, cuando este pidgin se transmite a la siguiente generación, que lo adquiere como lengua materna, esta generación «dota» al pidgin de una estructura gramatical sistemática de la que hasta entonces carecía. ¡Acaba de nacer una lengua criolla! Lo alucinante llega ahora: todos los criollos del mundo presentan estructuras gramaticales muy parecidas, lo que despierta muchas preguntas acerca de nuestro cerebro y la cuestión de qué hay de innato en el lenguaje humano.
Si les interesa oír algún ejemplo del palenquero —o aprender alguna frase—, prueben con este vídeo (hacia la mitad es cuando llegan al meollo lingüístico):

Como adivinarán, salimos todos encantados de la experiencia Lipski. Pero yo diría que no fue solo porque los temas fueran apasionantes, que lo fueron, sino porque supo transmitirnos la honestidad con la que recoge sus datos y trata a sus informantes —y amigos— y mostrarnos que un buen análisis lingüístico —que explique qué fenómenos surgen del contacto y cuáles no ocurren nunca— puede (y debe) ayudar a desterrar los tópicos sobre las variedades que surgen del contacto, generalmente maltratadas socialmente. Porque hacemos muchas cosas con nuestra(s) lengua(s) because we can, sí, pero la estructura del lenguaje nos impone unos límites that are always met.
A ver si se creen que no lo celebramos… Con catering español. What a salmorejo…

4 comentarios en “La experiencia Lipski

  1. Me gusta ! (es la frase que dice siempre uno de mis alumnos con un vocabulario muy limitado y que no siempre usa cuando debería… y ahora, cada vez que pronuncio estas dos palabras pienso en él… maldito alumno jejejeje)
    Bueno, en serio, voy a decir algo inútil pero verdadero: estoy de acuerdo con Lipski… jejeje
    Pero tengo motivos y argumentos ¿eh? no solo es por quedar bien. No creo que lo que hablan los bilingües sea una lengua diferente (o habría que definir más precisamente lo que es lengua). Bueno, creo que habría que observar atentamente los idiolectos de una familia por ejemplo pero si me fío de mi observación e intuición personal cuando hablo con mis padres, creo que no es lengua ya que solemos introducir palabras o construcciones de una lengua u otra sin que ello se pueda prever y sin que ello se repita necesariamente en la frase siguiente. O sea que usamos una u otra lengua «because we can» y también según nuestras necesidades en un momento dado. He leído en un libro de una lingüista especialista en bilingües que los bilingües usan la palabra que les viene primero (lo que sería el equivalente al principio de comodidad del que hablaba Ana María Vigara Tauste en su libro Morfosintaxis del español coloquial). Bueno, como decía habría que mirar todo eso más detenidamente y observando idiolectos porque no creo que se puedan analizar bien estos fenómenos si mezclamos muchos idiolectos. Pero también hay que añadir que esto es lo que pasa según yo en comunidades lingüísticas muy limitadas (la familia) y quién sabe si el Spanglish no podría llegar a ser lengua a parte en cuanto a que podría acabar teniendo «reglas» compartidas entre diferentes hablantes. Bueno, no sé… no conozco mucho ese tema.

    Por lo demás, yo también me he emocionado con lo de las lenguas híbridas (lo desconocía totalmente y me parece interesantísimo).

    Gracias por esta entrada y ahora que he leído dos en dos días, espero más y con más regularidad jejeje (es broma, sé que tienes mucho trabajo…)

    Besos

  2. Dos entradas en dos días y estoy agotada 🙂 No, no es verdad, tengo que intentar ser más constante, pero, verdaderamente, aprender alemán me sorbe un poco la energía lingüística de los ratos libres…
    Bueno, como dices, está claro que los fenómenos de code-switching no conforman lenguas distintas, sino que siempre se respeta el sistema de cada lengua. Es algo absolutamente normal, creo, no solo le pasa a los «bilingües de nacimiento» (como vos), sino que es una posibilidad que tiene cualquier hablante de más de una lengua cuando habla con otra persona con la que tiene al menos dos lenguas en común: te da más posibilidades y ¡lo lógico es aprovecharlas! No sé si has visto algún vídeo de los llanitos hablando, es genial el cambio de lengua, Lola colgó uno en Twitter ages ago (más expresivo que «hace tiempo», ¿no? :D).
    ¡Un beso!

  3. ¡Fantástica crónica y síntesis del paso de Lipski por Zúrich! ¡Qué suerte tenemos algunos de leerte y de que nos informes de lo que va sucediendo por el hispanismo suizo!
    Por cierto, me sumo al deseo de tu primer comentador, aunque sé que es más fácil ser lector que escritor 🙂

    ¡Un beso enorme y disfruta de esa cena que me perderé! ¡nos vemos muy pronto, espero!

    Elena DCA

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